Es uno de esos días en los que uno se despierta con una cabalgata de arena en los ojos. Con la saliva muda entre los dientes, y entre tanto abrigo se pregunta dónde habrá estado el frio que tanto esperó durante la noche. Un vistazo borroso sobre la ventana cerrada lo explica todo aunque hay algo que sige dormido.
La resonancia del sueño no sacó sus multitudes de la habitación y el aire comienza a ser tan de mentira como lo que escribo.
Un día más, uno menos, no lo se. Un día donde el juego se hace hielo en los oídos, donde la lengua está simplemente...
muerta.
Un día que hace de mis días una foto movida.
una cucharada de ceniza tibia
un capullo de estrellas
un beso demasiado corto
un beso demasiado corto.
Un día que es igual a un beso muy corto.
lunes, 26 de julio de 2010
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